Un nuevo caso de abuso a menores afecta a la Iglesia en Italia: Andrea Melis, un cura de un pueblo de la región de Liguria del que también se reveló que es portador del sida, fue arrestado este mes y se halla en un proceso judicial por acusaciones de abusos sexuales a un monaguillo que conoció en su parroquia.
Melis, de 60 años, era sacerdote en una iglesia de la localidad de Finale Ligure, en el norte de Italia, y fue suspendido de su cargo por la Curia tras ser detenido este agosto por presunta agresión sexual, prostitución a menores y tentativa de violencia agravada. Todo ello se produjo tras la denuncia de la madre de la víctima, aunque la Justicia señala que pudo haber otros menores afectados.
El caso generó aún más revuelo después de que se supiera que Melis tiene sida, enfermedad de transmisión sexual que contrajo hace años en África. Pese a ello, mantuvo relaciones sexuales sin tomar precauciones con el menor, lo que expuso a la víctima al riesgo de contagio, según la jueza de instrucción del caso, Milena Catalano.
Según la prensa, se hicieron pruebas al menor que revelaron que este no es portador del sida, mientras que el cura -miembro de la Orden de los Escolapios y ahora en arresto domiciliario- aseguró a los investigadores que se estaba sometido a tratamiento desde hace tiempo para reducir el riesgo de contagio.
De acuerdo con la acusación, Melis realizó actos sexuales con el menor a cambio de dinero y regalos como cigarros electrónicos, videojuegos y ropa de marca, cada vez que se veían le daba unos 100 o 200 euros y le llegó a comprar un teléfono de 800 euros de valor.
La Justicia acusa al cura de actuar bajo “impulsos perversos”, de aprovecharse de la confianza del menor y “atraerlo a su casa, cerca de las iglesias”, para forzarle a “acceder a todo lo que un adulto prohíbe”.
El caso se abrió a su vez después de redadas en dos domicilios donde residía Melis, en Finale Ligure y la ciudad de Génova, donde los investigadores hallaron juguetes sexuales y drogas de estimulación sexual, así como cigarrillos electrónicos desechables, bebidas energéticas, sudaderas y chándales de marca que daba a los niños.
Los investigadores también identificaron pagos de tarjeta y un largo historial de mensajes de Whatsapp con el monaguillo, en una dinámica de “abuso reiterado” que se prolongó por cuatro años, desde que el niño tenía 12 años de edad hasta sus 16 actuales.
Más allá de este caso, por el que la Justicia presentó la acusación principal, la Fiscalía reunió testigos de más menores que podrían haber sido víctimas de abusos de Melis en el pasado, pero por ahora la jueza de instrucción ha pospuesto la evaluación de estos casos hasta un desarrollo más avanzado de la investigación.