La celebración de las fiestas decembrinas como Navidad y Año Nuevo implican un incremento sustancial en el consumo de alcohol, algo que puede significar la caída en el exceso y la odiada resaca para quienes abusan de las bebidas embriagantes, aunque, en el contexto actual, los síntomas de ómicron son similares a los de este mal.
Si bien cada organismo es distinto y emborracharse depende de la cantidad de alcohol que se consume, la nueva alerta de algunos especialistas es que las personas aprendan a identificar las diferencias entre un posible contagio de la nueva variante de Covid-19 y la cruda.
La tendencia de casos se encuentra al alza a nivel mundial, por lo cual diferentes naciones ya han impuesto nuevas restricciones. La propagación es acelerada, entre uno y tres días, la principal razón para elevar la preocupación y establecer nuevos límites a la movilidad.
Así, los síntomas de ómicron presentan ligeras diferencias con respecto a otras versiones del virus, entre los que destacan malestares en la garganta, dolor muscular y de cabeza, no existe pérdida del gusto y el olfato, manifestaciones parecidas a las de una resaca común.
Sin embargo, la clave es que las señales de la cruda suelen desaparecer tras un día, aproximadamente, mientras que las características de ómicron en el cuerpo humano se acentúan conforme transcurren los días.
En declaraciones al diario británico The Sun, el doctor Adam Caputa aseguró que la gente suele asumir en esta época del año que ciertos malestares se deben al consumo de alcohol, pero en la actualidad no hay que echar nada en “saco roto”.
“Después de aproximadamente 24 horas, normalmente esperaríamos que la resaca se calmara y todos los síntomas desaparecieran, por lo que si esto persiste, lo más probable es que sea una infección por ómicron”.
Ante tal panorama, la recomendación es practicarse una prueba si persisten los signos después de un día, a fin de descartar o confirmar un posible contagio de ómicron.