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Por grave dolencia quemaron nervios del cuello a AMLO

Revivieron las dudas sobre la salud de Andrés Manuel López Obrador y con ellos muchos se preguntan, si tiene las condiciones que se requieren para ser presidente de México. Ante los rumores, AMLO dice que se encuentra en buen estado de saludy acepta que tuvo problemas cardíacos; pero en las columnas políticas señalan que padece algo más y que trata de ocultarlo. Esto es lo que sabemos sobre el estado de salud del próximo presidente, según el periodista Carlos Loret de Mola.

Se ha hablado de su infarto y sus problemas del corazón, de los neurólogos de Miami que
han viajado sistemáticamente a México para tratarlo, pero poco se ha dicho de una
condición que aqueja al presidente electo Andrés Manuel López Obrador y que pone en
riesgo su movilidad: según fuentes cercanas al mandatario electo, le tuvieron que quemar
los nervios del cuello para esconder una grave dolencia en las cervicales, que son las
vértebras que están en la base del cráneo y que envuelven para proteger a la médula
espinal.

De acuerdo con los mismos informantes del primer círculo de AMLO, durante los últimos
años el presidente López Obrador ha tenido mucho dolor de espalda y por eso en muchos
de los mítines se le ha visto en una pésima postura, encorvado.

El año pasado, cuando era dirigente nacional de Morena, antes incluso de las
precampañas, la condición se puso tan crítica que obligaba a una intervención quirúrgica
que lo mandaría a reposo durante varias semanas. Los tiempos políticos se impusieron y
el líder decidió no operarse: optó por que le quemaran los nervios en la zona de la nuca
para dejar de sentir el dolor. Así, el problema no quedó solucionado de fondo, pero se
escondió para que el presidente AMLO no lo sintiera.

En México, desgraciadamente, no existe la cultura de transparentar el estado de salud de
los presidentes. En otras naciones forma parte de la información que se da a conocer
durante las campañas e incluso es materia de debate. En nuestro país se ha ocultado
siempre.

A consecuencia de ello, la condición médica del presidente entrante ha estado rodeada de
incertidumbre.

Él ha dicho que está bien. En campaña reveló que toma “un cóctel de pastillas”. No dio
más detalles. También durante la contienda electoral los periodistas Raymundo Riva
Palacio y Pablo Hiriart revelaron que un grupo de eminencias, doctores cubanos de Miami,
viajaba regularmente a nuestro país para atender a López Obrador desde hace años.

Fue un escándalo al que se reaccionó más con enojo que con transparencia desde el “cuarto
de guerra” del tabasqueño. En diciembre de 2013 se dio a conocer que había sufrido un
infarto que mermó su fuerza temporalmente y de no haber sido por EL UNIVERSAL este fin
de semana, nadie se entera de que el 2 de octubre acudió al Instituto Nacional de
Cardiología. El periódico publicó que el propio presidente electo contestó que fue una
revisión de rutina.

El presidente entrante se ha planteado romper muchos moldes. Ojalá quiebre de una vez
por todas la cortina negra que, por herencia de un sistema priista que buscó proyectar a
los presidentes como figuras imbatibles que no se enferman ni toman vacaciones,
esconde el estado de salud de los mandatarios que a mi gusto es una información que por
derecho deben saber los ciudadanos.

Fuente: El Universal