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Sin definir ganador en la elección de EU

Joseph R. Biden Jr. todavía puede ganar. También Donald John Trump. Biden comenzó la noche de las elecciones con muchos caminos hacia los 270 votos electorales, pero este miércoles por la mañana, el Presidente había ganado Florida, Ohio y Texas y estaba a una distancia sorprendente de ganar Carolina del Norte.

Eso dejó un número reducido, pero aún significativo, de formas en las que Biden podría prevalecer, en su mayoría agrupadas en torno a la recuperación de Michigan, Wisconsin y Pensilvania, el “muro azul” que alguna vez fue confiable y que Trump se echó a la bolsa hace cuatro años.

El de Biden implique gane tanto en Arizona como en Georgia, donde parece competitivo con decenas de miles de votos por contar. Biden tiene ventaja en Arizona, y una victoria allí le quitaría algo de presión para confiar completamente en los estados del muro azul. Puede darse el lujo de perder Pennsylvania si gana Arizona, Michigan y Wisconsin.

Si Biden toma Georgia y Arizona, puede llegar a 270 votos electorales aún si pierde Pensilvania y Michigan o Wisconsin. O podría convertirse en Presidente simplemente recuperando Michigan, Wisconsin y Pensilvania.

En Georgia, donde Trump tiene una pequeña ventaja con alrededor del 92 por ciento de los votos contados, una filtración en un centro de procesamiento en la parte central del estado retrasó la tabulación de algunas boletas para Atlanta y sus condados suburbanos, que se consideran como baluartes democráticos.

Estados Unidos se despertó el miércoles sin un ganador en las elecciones presidenciales. Y eso está bien.

Los estados en disputa clave, entre los que están Michigan, Wisconsin y Pensilvania, seguían sin tener un ganador claro, lo que deja al Presidente, Donald Trump, y al aspirante demócrata, Joe Biden, sin los 270 votos del Colegio Electoral necesarios para ganar la Casa Blanca.

Esto no es necesariamente una sorpresa. En un año en que todo se ha trastocado por la pandemia del coronavirus, muchos estados facilitaron el voto por correo, y millones de estadounidenses optaron por este método en lugar de aventurarse a depositar su boleta en persona. Esto derivó en una ralentización en el cómputo de los resultados porque los votos recibidos por correo suelen tardar más en procesarse que los presenciales.